PARIS, FRANCE - JULY 09: B.B. King performs at Le Grand Rex Club on July 9, 2012 in Paris, France. (Photo by David Wolff - Patrick/WireImage)

Riley Ben King, un ser humano que a lo largo de sus 89 años de vida pasó de la pobreza extrema de una familia de jornaleros en Mississippi, en la era de Jim Crow -que es como se conoce en EEUU a las leyes que condenaban a los negros a una existencia de tercera clase- a codearse con las mayores estrellas del rock y a ganar 15 Grammys.

El primero, en 1971; el último, hace apenas seis años. En total, 10 de esos 15 Grammys son por discos y canciones de blues tradicional, a pesar de que sus trabajos más conocidos son de blues-rock, donde una larga estela de estrellas, encabezada por el británico Eric Clapton, queda como heredera de su estilo con ‘Lucille’.

Lucille fue su fiel compañera
Lucille fue su fiel compañera

Lo cierto es que el ascenso de B.B. King al Olimpo de la música rock y blues de los siglos XX y XXI como un excelente músico, cantante y compositor, no podría haber sido más imprevisible. Sus padres eran muy pobres. Su madre le abandonó a él y a su padre cuando King apenas tenía 4 años para irse con otro hombre.

La música, primero en el coro de la iglesia, y luego ya con la guitarra fueron su vía de escape en una adolescencia marcada por la pobreza y el aislamiento.

King creció cantando en un coro de gospel en la iglesia baptista Elkhorn de Kilmichael. Con doce años, compró su primera guitarra por 15 dólares. Esa fue su escuela. En 1946, King siguió a Bukka White con apenas 21 años hasta Memphis, aunque tuvo que regresar a los diez meses con el objetivo de prepararse mejor y darse a conocer.

Le tomó un año para lograr un contrato con RPM Records, el éxito había llegado y faltaba mucha historia por escribir.

La década de 1950 fue su consagración: «You Know I Love You», «Woke Up This Morning», «Please Love Me», «When My Heart Beats like a Hammer», «You Upset Me Baby», «Every Day I Have the Blues», «Sneakin’ Around», «Ten Long Years», «Bad Luck», «Sweet Little Angel», «On My Word of Honor» y «Please Accept My Love», se convertirían en clásicos para las futuras generaciones.

Ya para 1987 tenía un total de 29 álbumes de estudio. Sus colaboraciones con otras bandas y cantantes son incontables. En junio de 2010, realizó una breve gira por España, interpretando sus temas más clásicos en Madrid y Valladolid.

El Rey no ha muerto. Su música es la ventana de su vida y, a través de ella, podemos sentirlo tan cerca que sería una tontería decir que no vive. Probablemente, cada 14 de mayo, el blues se permita llorar dos veces.

KYL

Con información de El Mundo.