Desde niña, María soñaba con ayudar a las personas. Justamente ahora está cumpliendo 15 años ejerciendo lo que siempre ha querido ser: médico.

Ella trabaja en Guarenas como médico residente en un ambulatorio tipo 3 denominado Hospitalito Francisco Rafael García, y en la Clínica ABG.

Con mucha jovialidad, y entre sonrisas (a veces también con ojos tristes), la doctora María Gutiérrez Quintero me contó cómo la medicina es parte esencial de su vida y lo complacida que está por trabajar en beneficio de las comunidades de la zona.

-¿Dónde y cuándo te graduaste?

Me gradué en la Universidad Central de Venezuela, en la escuela Luis Razetti. Culminé mis estudios de medicina en 1999. Pero antes de ser médico fui enfermera. Realmente toda la vida me ha gustado este tipo de profesión, ayudar a la gente, curar a los enfermos, escuchar a las personas con problemas de salud. Desde chiquita yo jugaba a eso. De verdad que no me equivoqué. Jugaba y bueno, aquí estoy. Ya tengo 15 años en mi profesión y la verdad es que la quiero mucho y no es fácil ser médico. Yo admiro a todo el que trabaja en la salud, porque no es fácil. Hay cosas que se nos escapan de las manos, y a veces el paciente llega en muy malas condiciones y hacemos todo lo que podemos.

-¿Por qué admiras las personas de tu gremio?

Porque ser médico es sacrificio: uno tiene que sacrificar su casa, su familia, en diciembre o carnaval no puedes decir que no, porque esta es tu profesión, la escogiste y tienes que hacer las guardias que te tocan. A mi me gusta, me llena y me siento muy bien por eso.

-¿Cuáles son tus sacrificios por la profesión?

Yo vivo en Caracas y viajo diariamente a Guarenas a trabajar. Me toma una hora porque realmente voy en contra de la cola. Y cuando regreso al mediodía, igualmente demoro de una hora a hora y media.

-Entonces, ¿por qué no trabajar en Caracas?

Porque ya me acostumbré a trabajar allí y me encanta trabajar en la zona de Guarenas. La gente de Guarenas es muy amigable, son personas muy receptivas, agradecidas y siempre están hasta pendiente de uno: “¿ya comió?“ “¿a dónde va, le damos la cola?“ Siempre tienen esa gratitud, porque uno los trata bien. El trato médico-paciente es muy importante: que tú trates bien al paciente y lo atiendas.

-Tienes mucho afecto por las personas de la zona ¿Desde cuándo trabajas en Guarenas?

Tengo 15 años trabajando ya en el hospitalito de Guarenas. Entré en el año 1999 a hacer mi artículo 8, lo culminé y continué trabajando como médico. Actualmente estoy como médico tipo 1. Saco consultas de lunes a viernes durante la mañana, y hago unas guardias cada 6 días, de 24 horas.

-¿Qué es un médico tipo 1?

Eso quiere decir que soy médico residente, soy médico general. En la emergencia, recibo a los pacientes con urgencias, crisis hipertensivas, pacientes quemados, chocados. Mi labor es estabilizarlos y determinar si debo referirlos a un especialista.

-Entonces, como médico general, imagino que debes haber visto muchas cosas ¿Qué es lo más difícil a lo que te has enfrentado como médico?

Han llegado casos difíciles, pero una vez me llegó un niñito que pensábamos que había convulsionado, que tenía una meningitis o alguna patología bacteriana. En realidad tenía tétano y en toda mi carrera no había visto un paciente con esa afección. Eso me sorprendió mucho: ver a un niño con tétano. La forma en cómo el niño se presentó, cómo estaba. Eso me conmovió mucho.

Me puse triste, eso es parte del trabajo de uno. Hay pacientes que mejoran y luego uno se entera que se murió, le dio un infarto o se complicó con otra patología. Uno también se entristece y llora porque uno vive en el hospital, uno vive con los pacientes. El hospital es parte de la vida de uno, al igual que los pacientes.

– Es evidente que los pacientes marcan tu vida. ¿Cómo sientes que tu trabajo impacta en ellos?

Uno lo sabe. La gente te busca, te llama, están esperando que llegue, porque ese es el trabajo de uno. Ahorita, por ejemplo, tenemos la jornada de vacunación de Las Américas, donde hemos vacunado a varias comunidades en toda la zona de Guarenas. Estamos previniendo cualquier tipo de epidemia, enfermedades en la comunidad. Queremos que la gente esté sana.

-¿Sientes que sacrificas algo de tu vida personal por tu trabajo?

Trato de no mezclar las dos cosas. Cuando estoy en el hospital me saco el cassette de mi vida personal, porque estoy con otras personas. Ahora, cuando estoy en mi casa, bueno, no me puedo sacar totalmente el cassette, porque a veces comienzan a llamarme, pero trato de combinar las dos cosas. A veces he tenido que dejar de atender asuntos personales porque me llaman, necesitan un favor importante y he tenido que ir de nuevo a Guarenas.

-¿Y qué haces cuando no trabajas?

En mis días libres me dedico a mi familia, estoy en mi casa, a veces salgo a caminar o a hacer deporte. Me gusta mucho leer, tejer. Tengo muchas cosas que hacer. Tengo una familia muy importante, muy grande. Tengo muchos sobrinos con los que me gusta compartir.

– Es más el tiempo que pasas en el hospitalito que en casa, todos los días ves a mucha gente diferente. ¿Qué aprendes de los pacientes? ¿Qué te queda de ese contacto humano?

Aprendo muchísimo de la gente. Todos presentan distintas patologías, uno va asimilando y se va llenando de mucha experiencia, valor y carisma. ¿Sabes qué es bueno? Cuando el paciente cumple con lo que le mandas. Cuando regresa contento a darte las gracias porque está reconfortado, porque se ha mejorado. Es ahí cuando uno se llena de satisfacción, siempre y cuando el paciente cumpla lo que uno le indique en términos médicos.

– Y si pudieras ser otra cosa, ¿qué serías?

Si yo pudiera ser otra cosa… (se quedó pensando unos segundos. Luego, respondió sin titubear) En verdad, yo volvería a ser médico. No me estén cambiando la profesión: volvería a ser médico, porque es lo que me gusta. Nací para eso.

Eimy Daniela Cauterucce

Fotografía: Eimy Cauterucce
Doctora María Gutiérrez