Las condiciones de vida de estos animales podrían alterar los resultados de las pruebas a las que son constantemente sometidos
Científicos japoneses hicieron las respectivas pruebas en la Estación Espacial Internacional (ISS)

El Sumario – Los ratones son los protagonistas en los centros de investigación de todo el mundo por ser los mamíferos con quien compartimos un 95% del genoma y un sistema inmunitario parecido.

Esta especie ayuda a encontrar nuevos fármacos para combatir enfermedades de todo tipo. Sin embargo recientemente dos publicaciones especializadas advierten que los ratones de laboratorio tienen frío y están demasiado limpios. Estos factores abren un nuevo debate sobre el diseño de los experimentos biomédicos.

Altas temperaturas

Los ratones de laboratorio deben estar entre los 20ºC y los 24ºC, en cambio, si por ellos fuera preferirían vivir entre los 30ºC y los 32ºC. Esta diferencia podría sesgar los resultados en investigación oncológica y los procesos inflamatorios entre otros, según un artículo de opinión publicado este mes en la revista Trends in Cancer.

“Si repitiéramos los experimentos con ratones a diferente temperatura los resultados serían distintos”, comenta Bonnie Hylander, inmunóloga del Instituto del Cáncer de Roswell Park en Estados Unidos.

Son muy pulcros

Los laboratorios son escenarios libres de gérmenes, allí las bacterias y los virus no son bienvenidos por lo que la revista Nature advertía en un artículo que el sistema inmune de los ratones de laboratorio es más parecido al de un recién nacido de nuestra especie que al de un adulto humano.

Los ratones de laboratorio viven en escenarios con un nivel de higiene “anormal”, critica el artículo. Por eso sus autores proponen que estos compartan vivienda con “ratones sucios” para crear un modelo animal más útil para la investigación biomédica.

Libres en el futuro

Son muchas las unidades de investigación que trabajan en nuevos ensayos preclínicos: crear sistemas artificiales que funcionen como los tejidos y los órganos reales de los humanos para probar la seguridad y la eficacia de nuevos fármacos que aparten cada vez más los experimentos animales.

Alejandra Watts

Con información de La Vanguardia.

Fotografía Gettyimages