Aunque las modas pasen, las prendas clásicas nunca pueden faltar en tu guardarropa. Lo divertido es que agregándoles color, accesorios llamativos o estampados se transforman por completo y crean muchos estilos distintos.
- Little Black Dress: Se convirtió en ícono desde que Coco Chanel lo creó en 1926. Cuando lo compres, debes elegir el mejor material, ni muy ajustado ni muy brillante.
- Jeans: Opta por los que mejor te ajusten y atrévete a usar blancos, negros o de color, además del clásico azul.
- Blusa blanca: Combina con todo y aunque sea ajustada o suelta, se verá formal.
- Suéter de cashmere: Es muy ligero, pero te mantendrá caliente sin sentirte pesada.
- Vestido de día: Si es en corte A, es muy favorecedor para todos los cuerpos. Puede ser de un solo color o estampado.
- Vestido de noche: Siempre habrá bodas, graduaciones o eventos muy especiales que requieren un vestido largo. Prefiere la gasa o la seda, por ser más ligeras, y elige uno negro o en color neutro.
- Falda por encima de la rodilla: Puede ser negra o en un tono claro. La falda lápiz es ideal para resaltar las curvas y la de línea A puede disimular ciertas zonas de tu cuerpo como las caderas.
- Trench o abrigo: Pueden ser ambos, dependiendo de la temporada. La clave está en que elijas cortes atemporales o discretos.
- Blazer: Ya sea sobre un vestido o para complementar una falda o pantalón. Da un toque formal a un atuendo casual.
- Khakis: Son casuales y cómodos, pero con un saco pueden convertirse en un atuendo semiformal.
AG
Con información de Glamour.
Fotografía Gettyimages.