Colocar pianos en las calles de la ciudad de Saratosa, en Florida, es un proyecto cultural que ha impactado a los transeúntes por la majestuosidad de las interpretaciones que han presenciado en la vía pública.

Tal es el caso de dos jóvenes que se encontraron con Donald Gould, cuando éste encantaba con el tema ‘Come sail away’, de Styx, una banda originaria de Chicago que tuvo su momento en los años 80.

Gould es un hombre de 51 años que a menudo se sienta en el taburete para interpretar piezas que memorizó en su momento. Él hace añicos el estereotipo de pianista impecable, de traje y corbata, zapatos brillantes y sonrisa perfecta.

Desaliñado, con el pelo largo, una barba poblada y ropajes descuidados, regala más de tres minutos de interpretación del tema mientras los que transitan quedan enamorados de su presentación.

Detrás del amor con el que se sienta a tocar, hay un hombre que vive una situación difícil. Tras perder a su mujer, en 1998, Gould cayó en adicciones que truncaron su vida y que le hicieron perder la custodia de su hijo, que ahora tiene 18 años. Antes de la desdicha, había tocado el clarinete en la Marina americana, aunque antes, de niño, había aprendido a tocar el piano.

Estudió Música en la Universidad Spring Arbor de Michigan para convertirse en profesor algún día, objetivo que nunca pudo cumplir. Los jóvenes que colgaron el video en internet han iniciado una campaña de recolección de fondos para que el desconocido pianista se rehabilite e intente hacer realidad su sueño de enseñar música a los demás.

DS

Con información de El Periódico.