El Sumario – Pocas veces el estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela se viste de gala para albergar eventos relacionados al fútbol; sin embargo la tarde del martes 13 de junio fue especial e inolvidable para sus asistentes. Unas 25 mil almas presentes colmaron las gradas, tribunas y hasta buena parte del césped y pista de tartán del coso capitalino, con un solo color: Vinotinto.

La ocasión fue propicia para brindar un merecido homenaje a los 23 guerreros que encabezaron una delegación que viene de hacer historia en la Copa de Mundo de la FIFA Sub-20 celebrada en la República de Corea.

La expectativa era tan grande como su logro al convertirse en la segunda mejor selección de fútbol del planeta en la categoría. Desde que arribaron al estadio la afición los aupó atendiendo a la convocatoria desde antes de las 5:00 de la tarde, hora fijada para el “pitazo inicial” del acto.

Su salida por el túnel central, provenientes del vestuario, cual partido de fútbol, evidenciaba el marco pletórico que la gente preparó para sus héroes y la algarabía retumbó en toda la ciudad universitaria.

Uno a uno fueron presentados los jugadores, con las excepciones del crack lesionado Adalberto Peñaranda y el capitán Yangel Herrera (incorporado a su club en Estados Unidos), más los integrantes del cuerpo técnico vinotinto. Labor mancomunada entre animador, anunciando el nombre, y público cerrando con el apellido. Marco espectacular.

Pese a sus ausencias –físicas- por fuerza mayor, Herrera y Peñaranda -con muletas en mano- enviaron mensajes a través de video para agradecer tanto amor y apoyo de parte del país.

“Así los quería ver”

Toda orquesta, sin importar lo talentosa que sea, necesita dirección en aras de ofrecer las mejores melodías, y la Vinotinto sub20, no fue la excepción. Uno de los principales “culpables” del éxito del combinado juvenil, es sin duda Rafael Dudamel, quien merecidamente fue ovacionado, coreado y reconocido cual “rockstar” criollo, líder indiscutible en el entorno del fútbol venezolano. Su discurso, no pudo ser más conciliador y motivador.

“Así los quería ver, a todos unidos vestidos de Vinotinto, de ese color tan hermoso que nos identifica como país. Cuando llegamos a la final de la Copa de Mundo, imaginaba este momento en el estadio olímpico”, recalcó el estratega yaracuyano.

Cuando en un momento dado aparecieron consignas políticas desde la gradas, el técnico instó a los presentes a disfrutar el momento deportivo. “Quiero que sigamos disfrutando este momento de fútbol, por favor”.

Su discurso sólo fue interrumpido por un cántico unificador que promovido por la barra del Caracas Fútbol Club, y al cual se unieron tanto él como los jugadores sobre la tarima dispuesta en el centro del campo, coreando al unísono “Vinotinto soy, vinotinto soy, vinotinto soy”.

La vuelta del campeón

Recibir a los campeones sentimentales en un estadio olímpico pintaba como la ocasión perfecta para que los jóvenes futbolistas que integraron la selección venezolana le regalaran un gesto simbólico al público: dar la vuelta olímpica como los campeones que son.

Carlos Eloy Escalona / @Cescalona_