Artículo de Gabriel Roar en El Sumario

El Sumario La proxémica o psicología del espacio, según Edward Hall, antropólogo norteamericano quien acuñó el término, es una corriente que se dedica al estudio y medición de los espacios significativos. Es decir, desde y a partir de que distancia somos susceptibles a un determinado contenido y cómo vivimos las proximidades.

Sin embargo, Hall también estudió la significación emocional de la distribución del mobiliario como un reflejo de nuestra psique. Recuerde “cómo es adentro, es afuera” va a ser el mejor indicador de nuestra dinámica emocional. En consecuencia, si confrontamos físicamente a alguien, emocionalmente también lo haremos, pero si nos ponemos del lado del ala (wing man, como dicen los anglosajones) entonces, seremos aliados. Ahora, para responder a la proverbial pregunta de quien vino primero si el huevo o la gallina, en este caso, ¡llegaron juntos!

Me explico, si emocionalmente discrepamos con alguien, instintivamente tenderemos a colocarnos frente a él, para desarrollar la discusión o confrontación. De la misma manera, si combatimos en equipo contra otro grupo pues estaremos codo a codo con nuestros aliados. También, si nos colocamos frente a alguien, aunque no tengamos las más mínimas intenciones de pelear o discutir, eventualmente terminará ocurriendo una confrontación a lo largo de la conversación, no por ello peleas, pero si confrontaciones ya sean ideológicas o emocionales.

Vale la pena citar el común y garrafal error de las parejas, que en sus primeras salidas se sientan frente a frente y no saben ¿por qué? Les cuesta tanto romper el hielo o se sienten incómodos o incomprendidos en sus intenciones (más allá de los nervios típicos del momento). En cambio, con otras personas con las que se sientan en diagonal la conversación resulta más fluida y sencilla.

Es muy fácil saber que mientras más ladeado me encuentre de mi interlocutor y particularmente de quien pretenda ser mi pareja, menor será la vivencia de riesgo y se potenciará la sensación de tranquilidad y seguridad. Pero, riesgo ¿a qué?

Algunos se preguntan, y aquí hay múltiples respuestas que se resumen en: el riesgo a quedar expuesto, riesgo al contacto, riesgo a no gustar, riesgo a que me vean como soy, riesgo a exponer al contacto mis genitales… en fin, a pesar de que voy a la cita esperando a que me dé pie para tener futuros encuentros que me lleven a la cama o al altar, dependiendo del nivel de romanticismo y formalidad, primero hay que romper el hielo y para ello hay que ofrecer seguridad y siempre se está más dispuesto a compartir con un aliado, pues es más seguro, que  hacerlo con alguien con quién se confronta.

Así que recuerda: de ladito te ves más bonito. En la siguiente entrega revisaremos más, es decir, otros aspectos de este tema.

Gabriel Roar

 

Gabriel Roar, Comunicador especializado en Bioenergética

Más información en gabrielroar.net