El 12 de octubre se celebra el Día de la Resistencia Indígena, en conmemoración a la resistencia que tuvieron los nativos indígenas que habitaban Venezuela cuando en 1492 los españoles conquistaron nuestras tierras. Muchos pensamos que, si algo hay que celebrar este día no es tanto la resistencia de los indígenas, ni la conquista de los españoles, por el contrario la celebración sería la combinación de razas que caracteriza a la población venezolana.

Así, con motivo de conmemorar la resistencia indígena, y a la par de honrar a las etnias autóctonas, sentimos que es apropiado recordar y celebrar también en este día toda la diversidad de razas, de personas, que pueblan a Venezuela. 

No hay un mejor lugar en el que podamos evidenciar esta mezcla que observando a nuestros niños, no sólo porque al verlos notamos sus distintos rasgos, colores de piel, cabello y tamaños, sino porque en ellos vemos el verdadero sentido que tiene la sociedad. Los niños juegan y comparten entre sí sin pensar en divisiones como el color, la clase social, la raza o los ancestros de los otros compañeritos.

En cualquier parque de Venezuela los niños juegan y nos muestran un ejemplo de cómo deberíamos entendernos los adultos. Ellos colaboran entre sí sin pedir explicaciones o razones, tienen la capacidad de agruparse rápidamente y nos enseñan lo importante que es estar unidos. Los niños se divierten, ríen y gozan sin siquiera conocerse y más importante sin juzgarse.

Tomemos como reflexión este Día de la Resistencia Indígena y aprendamos de los niños venezolanos a mirar sin desdén ni prejuicio a los ciudadanos que van a nuestro lado. Regalemos sonrisas inocentes como los niños, ayudemos a quienes están en problemas, pero sobretodo unamos a todas las distintas razas y comportémonos como una sociedad solidaria.

GP