Se han levantado alertas mundiales: las nuevas grandes compañías aumentarían la contaminación

En la última década los consumidores de café en todo el mundo han adoptado nuevas formas de obtener su dosis diaria de cafeína: las máquinas de cápsulas de café. Estos pequeños envases de plástico o aluminio contienen la cantidad exacta para que una máquina produzca una taza de esta bebida.

Pero cada vez más estas unidades de café, que Nespresso vendió por primera vez en 1986 en cuatro sabores, están recibiendo críticas de quienes las consideran una amenaza para el medio ambiente.

Como parte de su política medioambiental, el mes pasado la ciudad alemana de Hamburgo prohibió la compra de «ciertos productos contaminantes o componentes del producto» con dinero de la municipalidad.

El problema, según Jan Dube, portavoz del departamento de Energía y Medioambiente de Hamburgo, está en que «las cápsulas no se pueden reciclar con facilidad debido a que normalmente están hechas de una mezcla de plástico y aluminio«.

Además, la complejidad del empaque, combinado con los restos de desecho orgánico del café que quedan dentro, hacen que estos envases sean difíciles de procesar en muchas plantas recicladoras.

Los productores de café han asegurado que están trabajando para que aumente el reciclaje de sus cápsulas.

Samuel Bello

Con información de BBC Mundo.

Fotografía Gettyimages.