La cama es el Olimpo de la imaginación y las mujeres encontramos placer en la creatividad que traspasa lo tangible y se convierte en deseo

A las mujeres nos gusta el romanticismo, lo mítico y lo abstracto, a ellos les gusta lo improbable, lo atrevido y fantástico. Es increíble pensar que tantos deseos puedan unirse en un mismo atuendo, pero la verdad es que la lencería producida es el arma más peligrosa en la búsqueda de la propagación del placer. Nada supera a una dama con un perfecto atuendo que sugiera un solo acto, el de tu imaginación.

En el amor y sus placeres el glamour lleva la batuta, es cuestión de elegancia, y no me refiero al atuendo que muestras a la sociedad del entorno, hablamos de aquella que se reserva para lo íntimo y lo especial. Está comprobado que las parejas que se atreven a jugar con sus deseos en un sinfín de atuendos extravagantes son sexualmente más felices.

Entonces las damas tienen una misión, lucir radiantes desde la vestimenta hasta los tacones que convergen con el rojo intenso de unos labios perfectos y hasta con el negro de una mirada profunda. Para ser sensual no se necesita responder a un prototipo físico, la sensualidad, el deseo y el glamour son cuestión de actitud y de fantasías, por supuesto.

Ser glamurosa no es solo cuestión de vestir bien, se trata de creerte lo que quieres proyectar, nadie dice que aparentes ser lo que no eres, pero ¿sabes tú realmente quién eres o qué deseas?, olvida los complejos y atrévete a sorprenderte. La sorpresa no solo será tuya y puede ser el comienzo de una noche fantástica o mejor de la consolidación de tu relación.

Las parejas sin tabúes permanecen juntas mucho más tiempo porque aprenden a conocerse desde lo más oscuro de sus pensamientos en algo que no se vuelve monotonía, porque el ser humano jamás encuentra saciedad en el disfrute de los placeres.

Si aún no estás muy segura: tranquila. Tómate el tiempo que necesitas, reflexiona y cuando te sientas preparada aprovecha ese impulso juvenil que te empuja a perder la cordura y escoge tu mejor conjunto, los zapatos perfectos y cierra con un maquillaje que no deje cabida a la duda y sugiera lo fantástico, lo vital, lo necesario… el clímax del amor.

Yelimar Requena