Gustavo Gil, alias «El Maestro«, fue un habilidoso bateador derecho que surcó el béisbol profesional venezolano para dejar una huella que se convirtió en leyenda, defendía la intermedia con la elegancia de un director de orquesta, y la sutileza del cirujano más cuidadoso.

Deslumbró junto a unos exitosos Industriales de Valencia, pero fue realmente en Magallanes que selló el éxito de su carrera. Llegó a los turcos, el equipo de sus amores, junto al ahora comentarista deportivo Dámaso Blanco para ser baluarte de las victorias y éxitos que vendrían a partir de la temporada 68-69.

Alcanzó la cúspide en 1967 cuando se estrenó en Grandes Ligas con la camiseta de los Indios de Cleveland, se trataba apenas del criollo once en participar en lo que algunos catalogaban con el mejor béisbol del mundo.

El Maestro” llenó de glorias al país, fue parte de aquel torrente eléctrico que conquistó la primera Serie del Caribe para Venezuela en 1970 cuando en la capital Magallanes se consagraba en medio de poder y talento al bate.

Defendió el béisbol venezolano durante 19 temporadas, nueve de entre las aguas de los Navegantes que aún lo mantienen vivo como figura emblemática, para la temporada 77-78 estrenaría camiseta larense para sellar con broche de oro una carrera llena de glorias.

Carrera que dejó números extraordinarios y dan fe de que Gustavo Gil marcó el béisbol venezolano. Su average vitalicio es de .286, construido con las bases de 982 hits, 146 dobles, 29 triples, nueve jonrones, 493 anotadas y 315 impulsadas.

El diamante de cada estadio de la LVBP fue testigo del memorable talento de quien el ocho de diciembre de este 2015 se despidió del plano terrenal a los 76 años de edad, para seguramente brillar y engalanar los terrenos del olimpo del béisbol.

Yelimar Requena.

Fotografía Gettyimages.

El maestro
Un camarero experto en camuflarse entre los mejores antesalistas