El venezolano Carlos Cruz Diez cumple 93 años en los que ha dejado claro que el estudio y esfuerzo dan como resultado grandes proezas

El Sumario – En Venezuela tenemos personajes que con sólo escuchar su nombre tienen ágil reconocimiento por su amplia trayectoria y la proyección internacional que han cosechado, misma que además les ha valido grandes premios. Tal es el caso de Carlos Cruz-Diez, que a lo largo de su vida ha impuesto un estilo artístico que se ganó el respeto de grandes y chicos dentro y fuera de las fronteras venezolanas.

No sólo sus obras y legado son sinónimo de celebración, también su vida; por eso este 17 de agosto se celebran sus 93 años.

Cruz-Diez nació en Caracas, el 17 de agosto de 1923. Es viudo de Mirtha Delgado, con quien tuvo a sus tres hijos: Carlos, Adrián y Jorge. La familia siguió creciendo y ahora es abuelo de Fabiana, Mariana, Irene, Alicia, Gabriel y Marión. Todos ellos junto al artista venezolano se involucran en sus capacidades creativas.

Cruz Diez inició sus estudios a los 17 años en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas
Cruz Diez inició sus estudios a los 17 años en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas

Cuando tenía sólo 17 años, inició su preparación en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. De 1946 a 1951 se desempeñó en diseño gráfico en varias publicaciones como El Nacional. En 1955 realizó su primer viaje a París, y se enamoró por completo de la ciudad de amor, tanto que se fue en 1959 a pasar una larga temporada y para perfeccionar su concepto de arte.

“En mi época la gente no lo veía, no lo entendía… ahora sí”, expresó a la revista Producto en referencia a su arte. Como experto del color, su inspiración se basa en cuatro condiciones cromáticas: sustractiva, aditiva, inducida y reflejada. Sobre su preferencia con el color, expresó que atracción nace de “la primera vez que fui al llano y como a las cinco de la tarde comenzó a bajar el sol y todo se volvió naranja. Los árboles dejaron de ser verdes, la tierra ya no era marrón, el cielo no pintaba de azul… ¡todo era naranja! Eso quedó grabado en mi mente”, explicación que dejó clara en el documental “Carlos Cruz-Diez, La Vida en el Color” de Bolívar Films.

Como todo venezolano luchador y trabajador, Cruz-Diez no ha tomado descanso en las artes, por lo que sus aportes continúan siendo de magnitud gigante. A la fecha, pasa sus días en Europa y América. Tiene un taller en la Ciudad de Panamá, que recibe bastante frecuencia y desde allí nace la magia que no llama “cuadros” o “piezas de arte” sino “soportes de un acontecimiento”.

El criollo no se cataloga como decorador, sino como hacedor. “Una de las cosas que yo propuse en mi discurso fue borrar la mano del artista. Eso viene desde cuando era niño, que me encantaba imprimir y me fascinaba el olor de la máquina sobre el papel. El trabajo que quedaba era impreso. Ahí no está la mano, está el pensamiento del artista”, señaló a Producto. Esto ha sido su fuente de inspiración para crear de cuatro a cinco obras diarias, que realiza desde su computadora.

El artista cinético se ha amoldado al compás de la tecnología
El artista cinético se ha amoldado al compás de la tecnología

Dicho por él mismo, actualmente «todo es tecnología» y en vez de sentir miedo por las innovaciones constantes, él decidió unirse al cambio y cambiar el grafito por aplicaciones de diseño.

Son 93 años y cientos de obras las que nos ha regalado este venezolano ejemplar, que con su carisma y buena visión artística deja su huella donde quiera que vaya. Su fortaleza nos plasma la idea de que ahora es que hay Carlos Cruz-Diez para rato.

Angélica Rodríguez.

Con información de Agencias.