Alberto Camardiel y el grupo de montañistas venezolanos concluye con éxito la expedición a Nepal. Luis Aranda, Andrea Orsoni, Mery Aranda, Eduardo Rojas también retornan a Venezuela en estupendas condiciones

Y pasaron los días… Hace ya más de un mes que comenzamos a escalar juntos el sistema montañoso del Himalaya, y digo juntos porque siento que son muchos los que nos han acompañado a distancia, que se sumaron e integraron con sus buenos deseos y actitud de dar ánimo a nuestro equipo, en esta nada sencilla aventura. Tres ascensos a montañas que sobrepasan los seis mil metros, enclavadas en el hermoso valle del Khumbu.

La cordillera de los Lobuche, el Imja Tse y alguno que otro picacho fueron la casa de Luis Aranda, Andrea Orsoni, Mery Aranda, Eduardo Rojas y mi persona durante largas jornadas de duro trabajo, para llegar a lo más alto y bajar repletos de experiencias. Pero, ¿para qué sirven las experiencias si no podemos comunicarlas?

Es una pregunta que como periodista y deportista siempre he tratado de responder. Considero que la cumbre más importante de nuestro viaje ha sido poder comunicar semanalmente nuestros aprendizajes en El Sumario; encontrar en este moderno medio de comunicación, más que una ventana un amplio balcón o mirador, para compartir la experiencia. Gracias por tan estratégico apoyo. Poder contar con espacios dedicados a la difusión tiene un valor tan grande como poder ascender la montaña más alta del planeta.

Venezuela es un país increíble, y son miles de venezolanos los que cada día hacen cosas extraordinarias y que por alguna u otra razón no se atreven a comunicarlo, y a veces no encuentran dónde. Hacen falta más espacios para generar estos encuentros –en medios impresos, en la web, en noticiarios de televisión y de radio, etcétera–, ello es muy cierto, pero alzando nuestras voces y perseverando en el esfuerzo diario podemos captar el interés de muchos, y juntos hacer equipo, el equipo exitoso y bueno con el cual soñamos todos, capaz de lograr tantas metas más.

Esta serie de capítulos, entregas, reportes o como prefieran llamarla, ha mantenido una intención, que no tiene mucho que ver con lo que logramos o no como grupo venezolano en el Himalaya, sino que más bien pretende agregar valor y entusiasmo a todos los que hoy se han levantado con ganas de hacer algo para que lo hagan, para que cuenten sus historias, esas que construyen y hacen grande a una nación.

Ahora nos toca retornar a nuestra amada Venezuela, a reencontrarnos con su capital –Caracas–, a seguir entrenando y descubriendo nuevos caminos en el hermoso Ávila, a continuar luchando por un mejor país, sin hacer hincapié en parcialidades o ideologías, lejos de dimes y diretes.

Antes de comenzar el viaje de vuelta al hogar, quiero agradecer a todos los lectores por su paciencia, por su interés y comprensión; a los ágiles tuiteros por su identificación; a Germán Febres, amigo incondicional, quien en remoto hizo parte de nuestras jornadas y puso a la orden los espacios de El Sumario para divulgar nuestra aventura; a otros colegas comunicadores por su generosidad y solidaridad; a Daniel de Grazia y Randy Carrero por su coraje y voluntad, esa que hace la diferencia en los proyectos que hemos emprendido juntos, Bancamiga y La Fontana.

Hoy dejamos las cumbres más altas del Himalaya y a la honorable gente de Nepal, claro que regresaremos algún día, lo más pronto que se pueda; ahora vamos al reencuentro de nuestra muy querida Venezuela.

Alberto Camardiel

Especial para El Sumario.

Fotografías cortesía de Alberto Camardiel.