Ese desagradable olor a cigarrillo que queda en la ropa y en el cabello puede tener efectos nocivos en la salud

Se entiende como humo de tercera mano a ese olor que queda en la ropa, o en el cabello, a cigarrillo, aunque la persona perjudicada no haya estado fumando. Su diferencia con el llamado humo de segunda mano –la combinación del humo del cigarro encendido y el que exhala el fumador– es que el llamado humo de tercera mano puede durar horas e incluso días. Lo que representa una contaminación que, según los científicos, deja «niveles sustanciales» de toxinas en los materiales expuestos al humo de tabaco.

Tan poco visible es el humo de tercera mano, sin embargo, como la información sobre sus efectos adversos en la salud de fumadores y no fumadores. Y es que si bien Winickoff definió el concepto en el año 2009, todavía quedan varias cuestiones por resolver.

En 2011, el Instituto Nacional de las Ciencias de Salud Ambiental de EE.UU. publicó un extenso artículo sobre las «pruebas y argumentos emergentes» para una investigación más en profundidad sobre el humo de tercera mano y reconoció que existía cierta «ambigüedad» a la hora de abordar el tema, debido a la falta de información sobre su naturaleza y consecuencias.

La pregunta que quedaba abierta, explicaban los científicos, era «cuántas de las sustancias cancerígenas identificadas por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), están presentes en el humo de tercera mano«.

Y aunque unos años más tarde, en 2014, un grupo de investigadores del Laboratorio de Berkeley, California, volvieron a estudiar el tema, reconocieron que todavía no se sabía con seguridad cuáles son los efectos crónicos de este tipo de humo.

No obstante, investigaciones más recientes ofrecen nuevas pistas sobre su posible impacto para la salud.

El último estudio sobre el tema fue publicado hace tan solo unos días por la revista científica Plos One y lo llevó a cabo la Universidad de California. Los científicos descubrieron –experimentando con ratones– que existe una vinculación entre el humo de tercera mano y la resistencia a la insulina, precursora de la diabetes tipo 2, una enfermedad cada vez más común en niños y adolescentes.

Ya con anterioridad también se había demostrado que daña el hígado y los pulmones de estos animales, y que además complica la cicatrización de las heridas y causa hiperactividad. El espectro de posibilidades en cuanto a sus peligros aumenta a medida que se hacen más estudios al respecto.

Parte importante del problema con este tipo de humo es que no podemos verlo y es difícil de cuantificar y de eliminar. Por ello algunos expertos consideran importante que haya cambios en la política pública sobre el control de la exposición de los no fumadores, especialmente los bebés, niños y ancianos, a las toxinas que quedan cuando ya se ha disipado el humo del tabaco.

Samuel Bello

Con información de BBC Mundo.

Fotografía Gettyimages.