Turistas y habitantes pueden disfrutar en él de un espacio verde con obras inmensas

El Skogskyrkogården (Cementerio del Bosque), está ubicado al sur de la capital sueca, es Patrimonio de la Humanidad desde 1994. Nació frente a la necesidad de contar con un cementerio nuevo.

Las autoridades suecas llamaron a un concurso internacional que tuviera la premisa de la originalidad, respetar el paisaje subyacente y dejar de lado lo habitual tiempos antiguos: grandes parques, avenidas arboladas e impresionantes lápidas que creaban un inequívoco culto mortuorio.

El protestantismo es más sobrio que la estética católica y el nórdico aún más. En este lugar no existen monumentos funerarios, sino lápidas muy sencillas. Es común, que no se entierren cuerpos sino que los cuerpos sean cremados, minimizando el impacto visual de las sepulturas y de alguna manera elimina el peso ‘tenebroso’ del culto hacia las imágenes o estatuarios de muerte.

los turistas y habitantes pueden disfrutar en él de un espacio verde con obras inmensas, colinas, bosques, senderos con fuentes, capillas y edificios admirados por especialistas y profanos. Todos pueden caminar, correr, leer o tomar sol haciendo que la vida cobre más vida en un entorno destinado a la muerte.

Entre sus peculiaridades el Cementerio del Bosque, tiene una tienda de regalos donde se puede comprar productos naturales que nacen de lo que crece en ese lugar, a pesar de sus tumbas.

Este cementerio está abierto las 24 horas del día y el ingreso es gratuito. También hay visitas guiadas en siete idiomas (entre los que está el español) que deben reservarse a través del Museo Medieval en Estocolmo, pagando 100 coronas suecas, que representa unos 11 dólares.

NG

Con información de agencias.