Según la psicología, lo primero que debemos hacer al salir de la ducha es vernos al espejo y enumerar cinco cosas que nos gusten de nuestro cuerpo

Salimos de la ducha y nos tapamos. Parece un acto instintivo, es casi un reflejo que no podemos controlar. Ya lo hagamos por frío, vergüenza o para no mojar el piso; este es un error fatal para nuestra autoestima.

Observarnos a nosotros mismo en cueros ayuda a dejar de ser tan negativos sobre nuestro cuerpo”, explica la psicóloga experta en imagen corporal Amy L. Flowers. «Lo cierto es que la mayoría de nosotros hace un esfuerzo para evitar mirar nuestros cuerpos desnudos”, continúa la experta, quien aconseja que adquiramos el hábito diario de vernos desnudos al espejo pues debemos ser partícipes de cómo cambia y evoluciona nuestro cuerpo.

El siguiente paso es parar las críticas, aunque nos parezcan constructivas, y las comparaciones con los demás. “Nos paramos a pensar de qué maneras podríamos mejorar, pero cuanto más nos centramos en nuestras imperfecciones más las magnificamos y a la larga tratamos de evitar mirar nuestro cuerpo”, explica Flowers.

“El instinto de comparación es también un problema porque nuestras mentes tienden naturalmente a buscar lo que la sociedad asume como la perfección, y cuando no nos vemos con cuerpos de modelos –cosa que raramente ocurre– sentimos que físicamente no damos la talla”, añade la también psicóloga Sari Shepphird.

Para romper con este círculo vicioso, ambas sugieren introducir en nuestra rutina el truco del espejo. No sólo nos ayudará a reconocer y aceptar nuestro cuerpo, sino que además puede reforzar nuestra autoestima si, por ejemplo, enumeramos cinco cosas que nos gustan o que han mejorado en nuestro aspecto. “Puede ser algo tan pequeño como que nos guste la forma en la que llevamos pintadas las uñas. Parece poco pero puede suponer un cambio transformador”, asegura Shepphird.

AG

Con información de El Confidencial.

Fotografía Gettyimages.