Cuanto antes se aplique el tratamiento a esta infección del hígado, mejores serán las oportunidades de sanar

La hepatitis B o C está muy extendida, pero no siempre se hace un rápido diagnóstico por el simple hecho de que los afectados no notan los síntomas o se confunde el decaimiento con una infección gripal. Sin embargo, vale la pena observar los valores hepáticos al efectuar controles de sangre de rutina para detectar posibles anomalías.

Si bien en muchos casos estos valores suelen ser subestimados, es importante no perderlos de vista ya que, de no tratar el problema a tiempo, puede derivar en una cirrosis o en un cáncer hepático. Cuanto antes se detecte una infección, mayores los chances de evitar que pase a mayores.

La hepatitis es una infección del hígado, como los afectados también presentan un tono amarillento en la piel o en parte de los ojos, los síntomas a veces también son catalogados como una ictericia.

¿Cómo se contrae?

Algunos de los factores que pueden producir daños en el hígado son bien conocidos. El consumo desmedido de alcohol puede ser uno de ellos, pero ingerir grandes cantidades de grasas o de determinados productos farmacéuticos también pueden tener un impacto negativo en este órgano crucial.

Además, la diabetes o las fallas en el metabolismo pueden llegar a tener una repercusión negativa.

La drogadicción, el contacto sexual con parejas de frecuente recambio o las transfusiones sanguíneas también elevan el riesgo, así como quienes trabajan en contacto con sustancias como el cloruro de carbono.

Tipos de hepatitis

La hepatitis A está entre las enfermedades características de los viajes. Los riesgos se dan en cosas tan simples como el agua potable y los alimentos que no han sido debidamente lavados, como algunos frutos de mar o verduras que fueron tratadas con abono animal. El virus de la hepatitis A se elimina por el tracto digestivo, por lo que el contagio se produce sobre todo a través de los excrementos portadores del virus.

No existen medicamentos especiales para tratar este tipo de hepatitis, por lo que se recomienda aplicar las vacuncas necesarias antes de viajar.

La hepatitis B se transmite a través de virus, por ejemplo, en el contacto sexual. El contacto con sangre infectada también puede producir este tipo de hepatitis. En este caso puede aplicarse una terapia antiviral con medicamentos, y las terapias se extienden durante años en los que se ingiere una pastilla por día.

Contra la hepatitis B también existen vacunas. De hecho los bebés, a partir de los dos meses, y todos los niños o adolescentes deberían aplicarse la vacuna antes de los 18 años, según recomiendan los especialistas.

La hepatitis C suele ser transmitida por sangre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), año a año se infectan entre tres y cuatro millones de personas.

En este caso, no existen vacunas, pero las estadísticas señalan que, mediante la aplicación de diversos medicamentos y terapias, se puede lograr la curación a niveles del 90% a 100%.

AG

Con información de dpa.

Fotografía Gettyimages.