La disminución de la población de estos insectos ha llevado a instalarles microsensores para hacerles seguimiento

Especialistas han detectado que desde el 2006 la población de abejas empezó a disminuir, sin aparente motivo, en Estados Unidos. Poco después esta situación se repitió en países como Canadá, España, Italia, Bélgica, Grecia, entre otros.

Esto resulta preocupante, pues, según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, 71 son polinizadas por estos insectos.

Para averiguar las causas de esto, la Organización de Investigación Científica e Industrial (Csiro) ha emprendido una iniciativa que tiene como fin recopilar toda la información sobre el comportamiento de las abejas. Para ello, se han colocado manualmente microsensores en el lomo de los pequeños insectos. Estas piezas se encargan de recopilar información específica, que luego es recogida por receptores capaces de identificar de manera individual a cada abeja, grabando sus movimientos y todo lo que hacen alrededor de las colmenas.

“Esta tecnología permite a los investigadores analizar los efectos de los factores de estrés en las abejas –enfermedades, pesticidas, contaminación del aire y del agua, dieta y climas extremos– en su habilidad de polinizar”, explica el profesor Paulo de Souza, científico principal del Csiro.

Se calcula que unas 250 mil especies de plantas dependen de la polinización de las abejas. Además de su influencia por la polinización, estos insectos son importantes para el desarrollo de frutos como manzanas, aguacates, duraznos, nueces, almendras, peras, entre otros. En ese sentido, según el Consejo de Defensa de Recursos Naturales de EE.UU. (NRDC), las abejas generan más de 15 mil millones de dólares al año en ese país, debido a que su polinización es esencial para el desarrollo de cultivos altamente demandados por la población mundial.

LS

Con información de El Comercio.

Fotografía Gettyimages.